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Abrazar la nuez

Para escuchar:



Estamos en tiempos de guerra, bueno, en realidad creo que la humanidad nunca ha salido de ella. Pelearnos, atacar y defender, hace parte del instinto de supervivencia, desafortunadamente.
Sin embargo, hay quienes aseguran que todo tiempo pasado fue mejor, yo a veces no estoy tan segura de eso. No sé qué hubiera hecho si me hubiera tocado ser gladiador en el circo romano peleando a muerte con un león, o lo que es peor, haber sido de la rosca del emperador viendo a otra gente morir así. 
Hemos tratado de ser mejores como sociedad, pero nos falta tanto, ¡nos falta muchísimo! Ya no quiero ver noticias, me hace daño. Nos estamos acabando de a poquitos, miserablemente, sin compasión y con eso es difícil vivir, porque no es solo un tema del amarillismo de los medios de comunicación, ¡ojalá lo fuera!, lo peor es que es cierto, es verdad, claro, hay muchísimas cosas positivas a las que no se les da la misma cuerda y que son las que me permiten soportar este paso terrenal y a las que me aferro con el ahínco de la ardilla de la película de “La era de hielo”, ¿se acuerdan?, quien vehementemente trataba de mantenerse abrazada a su nuez.

¿Qué sería de nosotros sin la música, sin el arte, sin el olor del pan recién horneado, sin los colores de las flores, sin el chocolate, y por supuesto, sin el amor?
Ya otra veces he escrito sobre el amor, cosa que me inquieta constantemente, me cuestiona, me apasiona, me mueve, me guía.
Hoy vuelvo a hablar de él porque no hay una verdad o una regla absoluta sobre él, la gente manifiesta el amor a su manera, pero hay algo que entre más tiempo pasa,  definitivamente más claro queda para mí: nada más diciente de una persona, que su manera de querer.

Flirtear, jugar con alguien al amor, no tiene nada que ver con amar, ese es un malentendido bastante bastante mundano, y el amor es algo mucho más sublime que eso, por algo decimos que nos sentimos levitando cuando amamos, porque yo creo que nos acercamos a lo más elevado que tenemos, pero por alguna razón nos encanta el cuento ese de que como somos humanos somos triviales y se nos olvida que tenemos un lado divino, por llamarlo de alguna manera, ustedes díganle como quieran: sagrado, santo, sacro, espiritual,como se sientan más cómodos.
El amor tiene que ver con esas ganas infinitas de cuidar al otro, de alivianarle el alma, de compartir el camino, de verlo feliz, de hacerlo reír, de evitarle sufrimientos, y que a su vez el otro produzca lo mismo en uno, si esa comunión de cosas no está, sencillamente no es amor, será cariño, será respeto, será gusto, pero no amor.
Estamos en tiempos de amigos virtuales (casi imaginarios), de endulzantes artificiales, de comidas congeladas, de melenas voluminosas logradas con extensiones, de llenar vacíos a punta de redes sociales y por supuesto, de amor light, sin compromiso y sin fondo.
Amo la tecnología y los avances que han llegado con los años, pero me parece que eso nos confunde y la escala de valores ha cambiado.
Creo que en el fondo estamos llenos de miedo a sentirnos felices, tranquilos, estables y nos encanta buscar la manera de autosabotearnos, por eso oigo gente decir que es "feliz" a pesar de no tener ni un oso de peluche a quien abrazar en las noches de frío y de no tener unos ojos en los cuales perderse, lo siento, pero no les creo, eso en términos colombianos tiene un nombre, que no lo digo para no contrariar a mi abuela.

En ese orden de ideas, ¿Cómo reclamarle a Bashar al Assad por la muerte de cientos de niños con gas? 
¿Cómo pedirle a las FARC que pidan perdón, que sientan arrepentimiento, pero de verdad, de corazón, por todo el daño causado y que acepten que deben pagar cárcel por todos los crímenes cometidos? 
¿Cómo pedirle al gobierno de Santos que respete y dé valor a sus campesinos, si se vendió por un tal proceso de paz únicamente buscando la reelección? 
¿Cómo pedirle a los Castro que le devuelvan a todo un país lo que por años le han robado: la libertad?
¿Cómo reclamarle a ellos que están ciegos por el poder, el dinero o cualquier otro tipo de beneficio propio?
¿Cómo, si somos igual de mezquinos, egoístas y oportunistas con la persona que decimos querer, con la pareja, con los hermanos, con el vecino, con el profesor que nos enseña, con aquellos que llamamos amigos?

No me canso de repetirlo: solo si cuidamos el amor a nivel individual podremos ver resultados colectivamente, no hay otra manera, no van a venir los extraterrestres por nosotros, no va a ocurrir el milagro solo con decirlo, no sirve de nada tener a Dios en los labios si lo que hacemos es todo lo contrario de lo que rezamos. Cada uno es un ente de energía que rebota, una fuerza que impacta en los demás. 

Y les digo algo, el que va por este mundo sin cuestionarse nada de esto, perdió la venida, porque si algo me enseñó la muerte, que tiene de bonito, fue recordarme que la vida es una fuente inagotable e infinita de oportunidades para corregir el camino.

De seguro todos tenemos una nuez. ¡Abrácenla! Si se les perdió, búsquenla; si está sucia, límpienla; si se va a partir, cuídenla, cúrenla, bésenla, ¡ámenla!... ¡Abracen su nuez con toda la vehemencia que puedan!













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